Olivia proviene de una familia musulmana de Indonesia y desde pequeña la ausencia de sus padres la hizo afrontar situaciones difíciles.
La joven fue criada por niñeras y después de que la familia se mudó a California, debido a la diferencia de idioma, no hizo ningún amigo.
“Yo era básicamente un mudo. Yo era de otro país y me sentía inútil. Siempre he tenido esta manera de demostrarme a mí misma que merezco ser amada o aceptada”, dijo en su canal de YouTube, The Still Heart.
Olivia tenía dudas sobre la religión de sus padres, el Islam , pero cuando preguntó se sintió reprendida: “Tuve que dejar de hacer preguntas porque me generaba malestar”.
‘Él estaba ahí’
A los 6 años, Olivia dijo que sintió la presencia de Dios por primera vez. Sin embargo, sólo reconoció que era Jesús cuando tenía 13 años. A los 19 años aceptó a Cristo y testificó:
“Ha estado allí toda mi vida. Sólo tenía que seguir haciendo preguntas. Hubo muchas luchas internas. Si aceptas a Jesús y eres de una familia musulmana, debes mantenerlo en secreto”.
La joven solía ir a la iglesia con una amiga y leer la Biblia en casa de ella o de su novio. Un día, la familia descubrió que ella era cristiana y la amenazaron con matarla.
Como vivían en América, no pudieron cumplir la amenaza, por lo que Olivia siguió a Cristo. Pero tuvo que mudarse y vivir con amigos durante algunas semanas hasta que sus padres la invitaron a regresar a casa.
Experiencia con Dios
La vida como cristiana no acabó con todas sus ansiedades, soledad y sentimientos de rechazo por parte de la familia de su novio .
“Me confundió. En un momento, sentí que ser cristiano era lo mismo que ser musulmán. El enemigo utilizó todo para sacarme de mi camino”, recordó.
Un día, mientras estaba acostada en su cama, Olivia tuvo una visión de una luz en su habitación: “Estaba llorando porque quería desesperadamente saber si Jesús era real”.
“Entonces Él se reveló. Vi una luz azul tan brillante y lo rápido que se movía por la habitación. Dios necesitaba que viera esto para volver a confiar en Él”, añadió.
Después de eso, Olivia se fortaleció en su fe, continuó yendo a la iglesia y estudiando la Biblia. Encontró amigos que la aconsejaron y la ayudaron a comprender las diferencias entre el Islam y el cristianismo, amigos que le mostraron el amor de Cristo.
Cuando fue bautizada, Olivia profundizó su relación con Dios y descubrió su propósito en la vida.
“Dios me persiguió sin descanso. Estoy muy agradecido por el viaje que me trajo hasta aquí. Si no fuera por eso, no tendría libertad en mi mente, alma y corazón . Todavía estaría en la prisión de la ansiedad, la inutilidad y la inseguridad. No me habría recuperado”, concluyó.