Una adolescente de 16 años enfatiza su conversión a Jesús después de una experiencia sobrenatural, llegando a la conclusión que la verdadera libertad en Dios es la mayor experiencia que un ser humano puede experimentar.
En un mundo donde existen problemas de identidad y orientación sexual, Estefania (nombre modificado por privacidad), nacida en Holanda, cuenta que la presión de grupo acompañado de varias voces, la perturbaron desde los 13 años. Nacida en una familia creyente en Dios, se abstuvo de contar lo que le sucedía.
Cierto tiempo, Marc, el hermano menor de Estefanía fue diagnosticado con tumor cerebral, lo que llevó a la familia a buscar a Dios. En ese entonces, por primera vez, la adolescente conoció el verdadero evangelio. Como familia, buscaron confiar en la Biblia esperando un milagro que salvara al pequeño.
Pero para sorpresa de todos, Marc no resistió y murió. Todos estaban consternados por el “milagro fallido de Dios”. Las dudas y la desilusión llegaron a probar la fe de todo un hogar que se hundía poco a poco a la desesperación, sin mencionar los pensamientos constantes de lesbianismo que perseguían a Estefanía.
“Ya no aguanté y se lo conté a mi papá. Oramos juntos, pero no pude detener los pensamientos porque la voz era fuerte. Cada vez que me molestaba, le pedía a mi padre que orara conmigo. Realmente me sentía atada”, detalló Estefanía enfatizando que cada día reforzaba su pensamiento en Dios.
Su conversión. La adolescente quería aceptar a Jesús, y en medio de su inseguridad, tomó valor. “Cuando pronuncié la oración de arrepentimiento, los miembros de la iglesia clamaron por mi liberación. Sentí como si unas cadenas gruesas cayeran de mi espalda. Estaba completamente atada”, contó revelando que vio a Jesús y a su difunto hermano, Marc, en una visión mientras todos oraban.
Los ataques volvieron, pero su nueva identidad en Cristo le permitió permanecer firme. “Me volví más fuerte en la identidad que Dios me dio. Yo sé que vivimos en un mundo donde todo es posible y está permitido, pero no podemos ir contra la ley de Dios. Somos hombres y mujeres con una identidad definida”, finalizó.