En un feriado nacional, Siro, que trabaja como pintor, estaba en su casa en Asia Central. De repente, sonó el timbre y él fue a abrir: era el pastor Rahn entregando Biblias de puerta en puerta.
Siro, que no tenía la menor intención de conocer a Cristo, dijo de inmediato con dureza: “No sabemos leer ni escribir, así que será mejor que salgas pronto de nuestra casa”.
El pastor no se dio por vencido: “Tu hija te puede leer. Por favor escúchame, esta es la palabra de Dios ; puede cambiar tu vida y ayudarte en las dificultades que estás enfrentando”, dijo mientras dejaba una copia del Nuevo Testamento y algunos folletos.
Rahn se fue como le habían dicho que hiciera, pero no tenía idea de que Siro realmente estaba en serios problemas.
Una noche más de perturbación
Siro había estado sufriendo ataques nocturnos que parecían ser causados por espíritus malignos. Algunas noches simplemente se inquietaba y luego se desmayaba. Estos episodios trastornaban a toda la familia.
La noche después de la visita del pastor Rahn, ocurrió otro ataque. Siro se despertó a medianoche gritando mucho. Su esposa comenzó a llorar de angustia.
Su hija Pabla, quien cursa séptimo grado [Escuela Básica II], sin embargo, recordó lo dicho por el pastor, sobre la palabra de Dios resolviendo sus problemas. Entonces la niña comenzó a leer la Biblia en voz alta.
el poder de la palabra
De repente, el padre gritó con una voz extraña: “No leas este libro”. Pero, la madre de Pabla le permitió seguir leyendo.
En poco tiempo, sucedió un milagro, como lo describe la familia . Con un último grito, Siro sintió que el espíritu maligno abandonaba su cuerpo y estaba libre.
Después de calmarse, pidió un poco de agua y luego abrazó a su hija. Pabla siguió leyendo la Biblia todas las noches y decían que “todos podían dormir tranquilos” después de tantas noches inquietas.
“Dormimos tranquilos después de mucho tiempo, gracias a la palabra de Dios”, dijo Siro, compartiendo que buscó al pastor para agradecerle y contarle sobre el milagro de la liberación.
La familia comenzó a asistir a los servicios de la iglesia que dirige Rahn y todos se convirtieron a Cristo, reportando vivir en paz después de tanto tiempo de tormento.
