Christian Claudia Lima, de 45 años, es testigo del poder de la oración luego de ser sanada de una grave lesión en la columna, que casi la deja paralizada.
Un día de 2018, Claudia salió del trabajo y caminaba hacia la parada de autobús en Bahía, cuando sus planes de regresar a casa se vieron interrumpidos por un accidente .
“Pensé: ‘Gracias a Dios me voy a casa, estoy muy cansada, necesito ducharme, comer algo y descansar’”, dijo, en una entrevista con el sitio Christian Woman.
“Vi venir el autobús, pero pasó a gran velocidad, corrí para alcanzarlo, no pude. Recuerdo buscar el piso, algo para sostenerme, no lo encontré y me desmayé”, agregó.
La mujer acabó cayendo y sufrió heridas graves. “Sentía mucho dolor, era insoportable, me rompí la frente, tenía la nariz rota, de mis labios inferiores salía mucha sangre todo el tiempo, no podía levantarme con el brazo izquierdo, mis manos estaban Me lesioné y mi rodilla derecha quedó muy lastimada”, recordó.
Claudia fue llevada al hospital. Después de someterse a pruebas y recibir vendajes, fue dada de alta para regresar a su casa.
Sin embargo, la mujer necesitó reposo total hasta recuperarse de sus heridas. Días después, el pastor de Claudia vino a visitarla.
“Estaba irreconocible. Vino a mi casa y quedó impactado al verme en esa situación. Él oró por mí y pidió a los hermanos de la iglesia que oraran y unas hermanas vinieron a visitarme”, relató.
Riesgo de muerte
En lugar de mejorar, el estado de salud del cristiano empeoró en los días siguientes. “Estaba muy hinchado, herido y tenía mucha sangre pegada a la cabeza y al área de los ojos. El cirujano oral y maxilofacial dijo que desde entonces ya no podía masticar nada, solo beber líquido, todo con una pajita”, comentó Claudia.
Cuando acudió al médico de salud laboral para comprobar su licencia de trabajo, a la mujer le diagnosticaron una condición mucho peor. Una tomografía computarizada reveló que Claudia se había roto la columna cervical en seis partes.
El médico ortopédico afirmó: “A usted no le pudieron haber dado el alta, tendrá que permanecer hospitalizado hasta que el neurocirujano decida qué hacer con usted: si tratamiento convencional (que consistía en collarín cervical y reposo total en cama) o cirugía con el alfileres en el cuello, pero el cuello ya no podrá moverse”.
Claudia estuvo internada unos días y fue dada de alta para descansar en su casa. “El médico dejó claro que haría lo que estaba en el protocolo, pero no estaba seguro de que funcionaría. El riesgo era quedarme tetrapléjica para siempre o morir, ya que solo sostenía el cuerpo en mi cuello por una pequeña parte, ya que se rompió en seis pedazos”, observó.
Y continuó: “Me estaba costando hablar, en las piernas, porque la sangre dejaba de circular y me dolían mucho, en la cabeza y en la columna. Pasé toda la mañana en fisioterapia. El brazo izquierdo no se movió. Y sentí mucho dolor”.
visita sobrenatural
Hasta que una noche, después de que Claudia orara por la intervención divina, tuvo una experiencia sobrenatural .
“Ha sucedido algo glorioso. Vi al Señor entrando en la habitación caminando hacia mí, todo vestido con una enorme túnica blanca, ese poder inmenso venía con Él. Y me dijo: ‘Vine a sanarte’”, testificó.
“Me puse a llorar mucho, sentí que me lavaban el alma, me curaban, se me quitó el dolor de cabeza y sentí un ruido en la columna como si todos los huesos se clavaran en el lugar correcto, hacían un ruido de golpe, golpe, golpe. “
Luego de la visión, Claudia fue vencida por el poder de Dios y lloró muy fuerte al punto de despertar a toda su familia e incluso a sus vecinos.
Al contarle todo lo sucedido y que estaba curada, su hijo cayó de rodillas y le reveló: “¡Gracias Dios mío! En mi cumpleaños oré: ‘Jesús, quiero como regalo la curación de mi madre, no soporto verla sufrir, no pensé que Él me respondería tan rápido’.
Contrariamente al pronóstico médico, Cláudia volvió a su vida normal, con su salud completamente restablecida.
“Volví a trabajar, hablar, comer, caminar, como Él me había dicho. Los médicos me miraron con caras de asombro. Muchos decían: ‘Nunca he visto esto en la vida de una persona: romperse el cuello, poder caminar sin consecuencias’, declaró.
Y concluyó: “¡Sólo me queda agradecer a Dios que obró en el pasado y aún hoy hace milagros!”